Bitcoin es más que un código…

Es una idea. Una idea que nació en 2009, en medio de una crisis financiera global. Una idea que propone una forma diferente de entender y usar el dinero. Una idea que desafía al poder establecido y que busca la libertad y la autonomía de las personas.
Bitcoin es la criptomoneda más popular y valiosa del mundo. Su valor ha alcanzado cifras astronómicas, y su influencia se ha extendido por todos los rincones del planeta. Bitcoin ha creado una nueva economía, una nueva cultura, una nueva forma de vida.
Pero no todos ven a Bitcoin con buenos ojos. Hay quienes lo consideran una amenaza, una ilusión, una estafa. Hay quienes lo rechazan, lo temen, lo odian. Hay quienes no confían en Bitcoin.
¿Por qué existe esta división? ¿Qué motiva a los que aman y a los que odian a Bitcoin?
En asuntos de dinero, la confianza es primordial. Nos gusta pensar que nuestro dinero está a salvo y que podemos usarlo cuando queramos. Por eso confiamos en los bancos, porque nos ofrecen una relación beneficiosa. Es decir, asumimos que estamos lidiando con un socio honesto y leal, que cuida de nuestro dinero y nos da intereses a cambio.
Para nadie es un secreto que no todo el mundo confía en Bitcoin. Esto se lo debemos en parte a su mala reputación. O, mejor dicho, a la falta de consenso en torno a él. Porque unos lo aman y otros lo odian. La gente no sabe a quién creerle. Hay tanto ruido, polémica y controversia, que genera duda. Y la duda no inspira confianza.
Muchos de los defensores de Bitcoin se muestran como fanáticos insufribles que idolatran el activo. Caen con frecuencia en las falsas promesas y en la propaganda. Por un lado, nos dicen que todo es maravilloso y que nada puede salir mal. Pero luego llegan noticias de quiebras, colapsos, caídas vertiginosas del precio, robos, hackeos, fraudes, lavado de dinero y engaños.
Por otro lado, tenemos la complejidad técnica y el argot de Bitcoin. Para la mayoría, Bitcoin se ha convertido en una subcultura muchas veces incomprensible para los extraños. Hay ideas muy nuevas y diferentes. Hay demasiadas palabras nuevas. Hay conceptos que requieren un alto nivel de conocimiento y comprensión.
Bitcoin se basa en la tecnología blockchain, que es una red descentralizada de nodos que validan y registran las transacciones. Bitcoin usa la criptografía para garantizar la seguridad y la integridad de los datos. Bitcoin tiene un suministro limitado de 21 millones de unidades, que se generan mediante un proceso llamado minería. Bitcoin se divide en fracciones llamadas satoshis, que son la unidad más pequeña de la moneda. Bitcoin se almacena en carteras digitales, que son aplicaciones que permiten enviar y recibir bitcoins. Bitcoin se negocia en plataformas llamadas exchanges, que son mercados donde se determina el precio de la moneda.
¿Qué podemos hacer para aumentar la confianza en Bitcoin?
Hay tres pilares fundamentales: educación, innovación y regulación.
Hay que hacer hincapié en una educación financiera de calidad. Hay que dar información más objetiva y neutral. Hay que dar mensajes más claros y sencillos. Hay que explicar los beneficios y los riesgos de Bitcoin.
Hay que desarrollar más productos y servicios que hagan que Bitcoin sea más fácil de usar y más accesible para los inversores. Hay que mejorar la usabilidad y la experiencia de usuario.
Hay que promover la transparencia y la responsabilidad por parte de los actores del mercado de Bitcoin. Hay que establecer normas y estándares que garanticen la seguridad y la protección de los inversores.
Bitcoin es una moneda diferente. Nació hace poco y cambia mucho. Tiene ventajas y riesgos. Tiene fans y enemigos. Tiene reglas y misterios. Bitcoin nos desafía a lo desconocido. [vía/CoinTelegraph]