Kid A cumplió 23 años, el álbum que supuso un clímax creativo para una banda como Radiohead, lo que vino después puedo considerarlo mediocre para lo que ellos se atrevieron a entregarnos, pero para la media del mundo estará más que bien, considerando que joyas como el Ok Computer o el Kid A ya no se hacen.
Estamos en la modernidad digital del poder de una gran canción no del poder de un Gran Disco, con todo lo que esto significa. La generación de los Millenials puede haber conocido a estos ingleses por alguna casualidad cósmica, por un enamorado mayor o un hermano, uno que vivió el grunge y el post alternativo con ligero entusiasmo, el mismo entusiasmo con el que se escucha de vez en cuando ‘Paranoid Android’ mientras se envía un mail un lunes por la mañana.
Radiohead se toma fotos por Londres, cerca de un college, junto a la hora de salida, ninguno de ellos voltea ni se inmuta, así de duras están las cosas para una banda que en su momento fue la mejor del mundo y que llenó portadas de toda prensa especializada.
El álbum
Kid A es una mezcla de lo mejor, lo variopinto del disco lo hace de una excelencia casi desaparecida, dejaron las guitarras y las texturas oscuras y depresivas del ‘Ok Computer’, para ir más abajo en el espiral, uno cuya bandera mediática los ha llamado a ser reconocidos como músicos de “novela rusa”.
Y quien haya leído al menos una o un cuento de algún escritor ruso, sabe que hablo de palabras mayores, de dolorosos espasmos de sufrimiento humano, la soledad, tóxica soledad, nostalgia en dosis de infarto cardiaco, hay momentos en que disco produce tal dolor, que quieres hacer pausa pero no puedes, tiemblas, el dolor es tan adictivo como cualquier droga moderna, por eso la nostalgia, vende y vaya que si el Kid A vendió.
‘How To Disappear Completely‘ tiene una intro sacada de cortejo fúnebre, donde todos se saludan pero nadie se conoce, así de profunda y kafkiana, cada segundo que pasa es peor, no hay bálsamo, no tropiezas con algún respiro. Thom Yorke susurra mientras habla, lo escuchas e imaginas que el ataúd baja lentamente, mientras los arreglos del Yorke te llevan al desplome total. I’m not here / This isn’t happening / I’m not here/ I’m not here / In a little while / I’ll be gone / The moment’s already passed / Yeah it’s gone.
Sí, el momento se ha ido, pero la canción jamás se irá, has quedado marcado por una de las canciones más tristes que Radiohead nos ha entregado.
‘Optimistc‘, todo menos eso, mi favorita del disco, la imprescindible, que distinta de todo lo que había hecho la banda, el cambio de ritmo al final del track es de aplaudir, brillante, me levanto y aplaudo.
Flies are buzzing round my head / Vultures circling the dead / Picking up every last crumb. ¿Dónde está el optimismo en esto? Ironía pura, Radiohead en esencia.
Hay tanta electrónica bien pensada, que no pierde su majestuosa grandiosidad, al oído corriente pareciera una canción, pero lejos está de serlo, Yorke dice: ‘You can try the best you can / The best you can is good enough’.
Genio. Un canto para el sufrido mediocre, lo suficiente está mal, por eso lo llama optimista, títere desarreglado y nervioso flotando en un barco-prisión. ¿Refugiados Post apocalípticos?
‘Idioteque‘, a mi criterio, es una burla al hit pop de U2 “Discoteque”. Este track jamás termina, una vez que se acaba en tu iTunes, seguirá sonando en tu cabeza por el resto de tu vida.
Yo mantengo que ‘Optimistic’ es la mejor del disco y lo es, pero esta es la mejor canción No Radiohead que ha hecho Radiohead, aquí botaron todo.
“A la mierda eso de guitarras y bajo, cállense malditos y escuchen lo que hicimos”, esa es la traducción coloquial de lo que nos quisieron decir. Y está bien, tienen derecho.