En una insólita sesión, el Congreso de Estados Unidos decidió escuchar la denuncia de tres exagentes de Inteligencia, quienes afirman que el Gobierno tiene pruebas de la existencia de ovnis, pero que han decidido ocultar dicha evidencia por más de 10 años.
Los tres militares retirados aseguraron que las autoridades estadounidenses han detectado sobre el espacio aéreo del país desde hace décadas como una amenaza para la seguridad nacional, independientemente de su origen.
El testimonio más espectacular fue el de David Grusch, un oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que afirmó que las autoridades estadounidenses están en posesión tanto de naves de origen extraterrestre como de los restos de sus ocupantes.
El exoficial de inteligencia, que en numerosas ocasiones se negó a ofrecer detalles concretos ante las preguntas de los congresistas por ser información reservada, también afirmó que algunas de las personas que trabajan con esa tecnología extraterrestre han resultado heridas en accidentes al intentar manipular los equipos capturados.
Robert García, representante demócrata por California, que pidió al comité que afrontara el asunto con “mente abierta”, le preguntó a Grusch si creía que el Gobierno tenía algunos UAP (fenómenos aéreos no identificados ) en su poder. “Absolutamente, sí, me lo confirmaron 40 testigos a lo largo de cuatro años”, respondió este. “¿Y sabe dónde pueden estar?”, continuó García. “Lo sé, y así se lo reporté a las autoridades correspondientes”, repuso el testigo, que no compartió esa información en la audiencia.
Por su parte, el teniente Ryan Graves (antiguo piloto de un avión de combate F-18 de la Marina estadounidense) señaló que «si los ovnis son drones extranjeros, son un urgente problema para la seguridad nacional«. Graves añadió que si los ovnis no son de origen humano, «es un tema para la ciencia. En cualquier caso, los objetos no identificados son una preocupación para la seguridad aérea«.
Otro de los testigos, el comandante David Gravor, también un piloto retirado de la Marina, testificó como presenció en 2004 un ovni con la forma de un «tic tac», un popular caramelo norteamericnao que aparenta una píldora, con capacidades de vuelo imposibles para la tecnología de los Estados Unidos.
En audiencias congresionales anteriores, los legisladores han presionado al Departamento de Defensa sobre los avistamientos, describiéndolos como posibles amenazas para la seguridad nacional. [vía/EFE]