El pasado sábado Elon Musk tomó a todos sus seguidores por sorpresa cuando preguntó a través de Twitter si debía o no vender un 10% de sus acciones en Tesla Motors.
¿Cuál ha sido el objetivo de todo este extraño jaleo? La reacción derivada del controvertido denominado “impuesto a los multimillonarios” propuesto por los demócratas en el Senado de Estados Unidos. En donde el Congreso plantea gravar los activos de las personas con dinero para ayudar eventualmete a pagar la agenda social y de cambio climático de Joe Biden.
En conclusión: Musk se ha desecho de un total de 930.000 acciones, aunque aún conserva más de 170 millones de títulos (cerca de USD $21 mil millones). El movimiento ha sido bien recibido y ha hecho subir en valor de Tesla en Bolsa.
El pequeño gran detalle es que los registros marcan que todo el proceso de trámite para deshacerse de tal cantidad de acciones lo habría iniciado ante las autoridades el 14 de septiembre. Casi dos meses antes de que lanzara su encuesta.
Fue un movimiento planeado con bastante anticipación y el movimiento de la encuesta sólo lo viralizó, hizo ruido en las redes y contribuyó a la imagen pública del personaje.