Bertha Jiménez es fundadora de Rise, una innovadora empresa amigable con el ambiente que utiliza los residuos de cervecerías artesanales para elaborar una harina única en su tipo.
La idea de la compañía surgió mientras desarrollaba su Ph. D. en la Universidad de Nueva York (NYU, por su sigla en inglés) en donde se llevó a cabo una competencia que invitaba a los estudiantes a aportar ideas sobre cómo lograr mejores ciudades, más amigables con el ambiente. Temática que llamó la atención de Bertha, por lo que decidió participar.
Ella recordó que, cuando laboraba en una compañía que brindaba consultorías ambientales, conoció una empacadora de pescado que no generaba desechos en su proceso de producción, aprovechando al cien por ciento cada pescado pues vendían los sobrantes (piel, espinas y escamas) a una empresa en Florida que produce gelatina.
Ese fue su primer contacto con el concepto de simbiosis industrial, que hace referencia al aprovechamiento por parte de una empresa de los residuos, fluidos o emisiones generados por otra compañía. Este sistema permite que las mismas consigan réditos por deshacerse de sus residuos.
En base a esta experiencia, la joven presentó la idea con algunos ajustes para que esta sea aplicable en la ciudad de Nueva York. Su proyecto estuvo entre los seis seleccionados por la NYU, además de ser enviada a Shanghái para que adquiriera nuevos conocimientos que le permitieran convertir su proyecto en una realidad y sea rentable.
Junto a su esposo y cofundador de Rise, Ashwin Gopi, investigaron en todas las industrias asentadas en NY hasta que que identificaron que solo en Brooklyn hay más de 30 cervecerías artesanales y que esta es la zona con más negocios de esta naturaleza en la ciudad. Descubrieron que el bagazo que resulta del proceso de la elaboración de la cerveza artesanal iba al basurero, dado que estos negocios se ubican lejos de granjas o criaderos de animales donde podría ser aprovechado como alimento.
Realizaron varias pruebas hasta hallar el mejor uso según sus propiedades y siguiendo la recomendación de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, buscaron convertirlo en alimento.
Así que decidieron deshidratar el bagazo, molerlo y así formar una harina con un aporte nutricional mucho mayor que el de la harina normal. Tiene dos veces más proteína, doce veces más fibra, solo un tercio de carbohidratos y también es más baja en gluten. Cuentan con dos tipos de harina: una clara y otra oscura.
Empezaron a producir a finales del 2017 y desde esa fecha han llevado su producto a reconocidos restaurantes y ha sido utilizado por chefs con estrellas Michelin, como Massimo Bottura, uno de los mejores del mundo.
La situación sanitaria los llevó a pensar como atraer nuevos clientes, por lo que ya iniciaron conversaciones con grandes cadenas de supermercados para vender el producto en empaques de una libra. Además, planean comercializar mezclas listas para hornear.
Bertha no descarta la idea de traer su compañía a Ecuador. Afirma que el sistema que desarrollaron trabaja con distintos materiales de características similares, no únicamente con el bagazo de las cervecerías, por lo que podría crear un nuevo producto aprovechando otros desechos industriales que se generen en nuestro país. [Vía/El Universo]