El ser humano es capaz de sobrevivir bebiendo solo agua y sin comer nada más durante unas tres semanas, pero ¿y si solo bebemos café?.
Aunque el café tiene mucha agua, hay mucha diferencia entre beber una cosa u otra. El primer problema es estomacal. El café incrementa la acidez del estómago, acelerando el proceso digestivo. Básicamente, los primeros días iremos mucho más al baño.
A medida que la ingesta de café se prolonga, la presión arterial, y el ritmo cardíaco y respiratorio suben. La coordinación motora se resiente un poco y el flujo sanguíneo en el cerebro desciende, haciéndonos sentir ansiosos e irritables. Los síntomas no se detienen ahí, y de hecho empeoran. A la debilidad producida por la falta de una alimentación equilibrada se unen otros síntomas como dolores de cabeza, náuseas, nerviosismo y espasmos musculares. Es difícil llegar a una dosis letal si espaciamos el consumo a lo largo del día, pero desde luego no es una buena idea.