El frenético filme de espías en la Alemania dividida por el muro traspasa todo lo típico del género.
Con una fascinante y estilosa Berlín como una protagonista muy presente en el relato, nos adentramos en el primer largometraje en el que David Leitch figura como director. El nuevo prodigio del cine de acción ya nos dió una prueba de lo que puede hacer con ‘John Wick’ (2014), filme que dirigió con Chad Stahelski. No sabemos si quedaron en buenos términos, pero Stahelski se quedó para dirigir ‘John Wick: Chapter 2’ y Leitch tomó el camino de ‘Atomic Blonde‘.
El estilo de Leitch convence. El antiguo especialista de acción, ahora director, se despacha un ballet ultraviolento de dos horas situándonos en la Alemania de 1989, con muro de Berlín incluido, donde presenciamos una batalla entre agencias de espionaje rivales por conseguir información que involucraría a todos los dobles agentes que se encuentran en la ciudad. Si bien la historia no suena muy diferente dentro de este género, Leitch logra crear algo con estilo propio y que se siente nuevo. Es un tipo que sabe lo que quiere.
En ‘Atomic Blonde‘ encontramos referencias a las cintas clásicas de espías. Es una inmersión retro-pulp influenciada por las novelas de John Le Carré, y ya que toco el tema de libros, vale mencionar que esta producción está basada en la novela gráfica ‘The Coldest City‘, escrita por Antony Johnston e ilustrada por Sam Hart. Esta adaptación, algo ligera, es un estallido de sensaciones y cambia el blanco y negro por una muy sensual iluminación colorida que juega con los ambientes y los rostros de los personajes. Viene además acompañada por un carismático elenco que se encuentra en excelente forma, pero sin duda la que se roba por completo la atención es Charlize Theron. Tan solo el hecho de que la protagonista sea mujer nos da una mayor oportunidad para ver algo diferente. Su presencia es ágil, estilizada y contundente en cada escena; sin duda te convencerá que es la mejor espía del mundo.
Aunque la acción esté presente a lo largo de todo el metraje, y Charlize nos llame mucho la atención, el peso recae totalmente en la temática de espionaje. Una enrevesada trama que tiene un giro de guión dentro de otro y dentro de otro, por lo que es probable que el final no se termine de entender todo a la primera. Este filme se fía mucho de las apariencias y con un mcguffin bien expuesto se la juega y forma un laberinto entre dobles y hasta triples agentes, al ritmo de uno de los soundtracks más cool del año que incluye lo mejor de la música ochentera, porque no hay nada como ver el muro de Berlín lleno de graffitis y punkeros con cresta mientras suena 99 luftballons de Nena.
Estamos ante un ambicioso filme que cumple con creces, donde el centro del espectáculo son las elaboradas secuencias de acción, la estética visual del filme y una Theron que nunca había sido tan badass. ‘Atomic Blonde’ es la joya del cine de acción moderno que nos merecemos, de lo mejor del año. Punto final.