Hace unos días escribí acerca de cómo emprender de forma responsable y organizada, puedes leer ese artículo aquí.
Recomendamos: Cinco señales de que debes renunciar y hacer lo que realmente amas
La cosa más importante que hay que saber antes de emprender un negocio es que no va a ser fácil al principio. Es un arduo trabajo que se inicia desde abajo, te toca ir escalando pequeños peldaños, pequeños objetivos que se cumplen solamente si existe determinación en lo que realizas.
Y sí, muchos lo tienen claro, pero se preguntan siempre por dónde empezar. Y es aquí donde inicia la acción.
Ideas y motivación
El primer paso es tener varias ideas en mente, muchas ideas, lo cual toma, naturalmente, algo de tiempo. Anótalas, y de entre esas ve descartando. La clave está en elegir algo que te apasione. Ten en cuenta que ese negocio que estás emprendiendo es TUYO, más que nada. No trabajas para nadie más que para ti mismo, y si haces algo que no te gusta, simplemente el negocio perderá esa motivación que sirve como chispa para seguir adelante.
Emprende en algo que te guste, que te atraiga. Si no te gusta, no lo hagas.
Dinero

La gasolina de todo negocio. No puedes hacer dinero sin dinero.
Empieza de manera sencilla. Si trabajas en otro lugar, ve ahorrando de a poco hasta que tengas suficiente, aprieta el cinturón hasta el máximo y no gastes en banalidades, pero tampoco utilices dinero que necesitas.
Si ya tienes una idea y una motivación, elabora dos informes, uno para ti mismo, con muchísimos detalles, minucioso y lleno de información y otro para mostrar a tus potenciales inversionistas, sin tanto detalle, solo con información indispensable, sobrio, pero atractivo.
Utiliza este último para ir a entidades financieras o de préstamos para que puedas conseguir algo de dinero para financiar tu emprendimiento. Si esto es mucho para ti, acude a tu familia en busca de financiamiento, realiza trabajos pequeños, haz favores, pídele prestado a tu tío, a tu abuelita, a tus hermanos, a tus padres o incluso a tus hijos.
Organización
Mantenlo simple y ordenado. Es muy común ver emprendedores agobiados por mantener el orden de sus actividades, y es normal.
Lo más importante en este aspecto es mantenerlo sencillo, una cosa a la vez, paso a paso, sin apuros ni tribulaciones. Elabora una lista de cosas que necesites cumplir y ponlo en un diagrama de flujo donde puedas verlo de una manera más organizada.
Si estás emprendiendo solo es importante que vayas despacio, así no vas dando tropezones que te pueden costar todo el esfuerzo. Anótalo todo, lleva un diario de tus actividades, con fecha, y detalles que puedan ser importantes en un futuro cercano.
No mezcles tu información personal con la laboral, mantenlo profesional.
Deja los gastos innecesarios, utiliza tu dinero con sabiduría, no gastes a menos de que sea estrictamente necesario, diferencia entre un gasto (desembolso de dinero no recuperable) y un costo (inversión) para que no dilapides tu dinero en cuestiones que no rendirán frutos a futuro.
Gasta inteligente. Piensa y medita en qué, cómo, cuando y dónde gastar.
Números
Algo con lo que te vas a encontrar cada vez que quieras iniciar un nuevo negocio, es la contabilidad. La tienes que llevar sí o sí, por más pequeño que sea tu negocio. Quizás lo más importante que tengas que hacer, ya que necesitas de manera detallada saber en todo lo que gastas, lo que no gastas, lo que te cuesta, y lo que ganas en cada actividad.
Incluso legalmente estás obligado a llevar una contabilidad y si no eres bueno en los números o simplemente no te gustan los estados de cuentas, los balances y demás, consigue a alguien que se encargue de esto. En serio
Infórmate, aprende. Sé creativo
Los mejores negocios no se crearon en un solo día con el chasquido de los dedos. Meterse al mundo del emprendimiento requiere que te mantengas informado y en constante evolución. Aprende de otros negocios, adapta sus ideas y mézclalas con algo tuyo.
Mantente creativo, mecaniza ideas distintas y fusiónalas, busca o inventa nuevos conceptos, experimenta. Reinvéntate cada cierto tiempo así sea en detalles medianos o pequeños.
Medita tus decisiones
Una buena decisión puede ser el punto de quiebre entre el éxito y el fracaso. No tomes ninguna decisión a la ligera. Medita toda trivialidad con la que te encuentres, así sea mínima, ve despacio y sin apuros.
Consigue un pequeño cuaderno donde puedas anotar cada disyuntiva con la que te encuentres, y detalla los pros y contras de cada cosa, con números, consulta, investiga, averigua, se meticuloso y perfeccionista.
Al final, ya plasmado en un papel, ve comparando, descartando, elimina lo absurdo, lo que no va con sistema, mira que te conviene más.
Y no lo olvides: Siempre basa tus decisiones en un proceso coherente.