¿Qué está pasando? ¿En que momento aparecieron tantas bandas de niños?
Ya es noviembre y he navegado cerca de una hora en YouTube; veo un montón de vídeos de bandas nuevas que tienen miles de reproducciones y decenas de comentarios como visitas en sus redes sociales; son millenials que siguen a estas nuevas bandas, “¿solo en Internet?”.
Acabo de escuchar a Espumita, André Farra, Lolabúm, Boards, Les Petit Bastards, Pánico, Alex Eugenio, El General Villamil, Man de barro, Rumichaca, Peter Goodend, Indie Gente, David Rojas, Letelefono, Don Barbas, Pastizales, De Pelucas, Hiato, y otras como Morfeo, J. Calavera, La Madre Tirana, etc.

Invisibles al consumo del medio tradicional, imperceptibles en la atmosfera comercial, ausentes en la agenda de los medios de comunicaciones (los masivos, los que de alguna u otra manera informan lo que está pasando, siempre), ajenos a la exposición que muchos suelen aspirar.
Salgo con amigos, casi todos entre 25 y 35 años, y pregunto si han escuchado estas bandas; la mayoría me dice que alguna vez escuchó “ese nombre” o conocen a uno de sus integrantes, pero jamás los han visto en vivo, jamás escucharon el álbum, no han visto un disco físico o mercadería, y al igual que ellos, conocen a otros amigos que también han escuchado el nombre de esas bandas, pero tampoco saben nada de ellos. Existen, pero no existen. ¿Quién los escucha entonces? ¿ A qué clase de escena pertenecen?
Bandas con miles de reproducciones en las plataformas, pero en la calle nadie los conoce, ¡¡¡RARO!!!

El avance de la tecnología ha permitido la fácil adquisición de herramientas de registro sonoro a muy bajos precios y es esta la razón, por la que en primera instancia, cualquiera con un computador decente y una interfase puede grabar canciones. El mismo hecho permite encontrar decenas de medios de comunicación de esta escena indie, que generan y comparten contenido para un sector limitado.
Estas nuevas bandas traen sin duda propuestas sonoras frescas e interesantes. Talvez, es muy pronto juzgar el hecho de que poca gente las conozca por lo jovenes que son, o por que realmente no les interesa ser conocidos, al menos eso parace.
Después de meditar el asunto de lo que está pasando en redes sociales, he concluido que hay dos tipos de independientes jóvenes en el Ecuador:
- Músicos que les tocó ser independientes, (dado la falta de estructuras sólidas y modelos de gestión musical que faciliten el soporte de la industria), pero con intenciones mas cercanas a desarrollar una carrera artística a largo plazo, como el caso de artistas también jóvenes pero con aparente proyección profesional como Sunshine and the makenzie, ELIA, Paola Navarrete, MERCHAN, Los Alkaloides, Sara Ontaneda, Bueyes de Madera, ABBACOOK, Mateo Kingman, JAPO, etc. Y…
- Las que a simple vista, aparentemente disfrutan estar encasillados en la escena “indie”, creando canciones caducas y reciclando constantemente lo que el propio movimiento indie mundial produce. Un movimiento elitista, cerrado, minusculo, y aspiracional. UNDER.

¿Está mal?. No, no está mal, solo así es, es lo que pasa ahora, cíclico, al igual que todo. Al que le caiga el guante, que se lo chante.
El movimiento independiente en Ecuador es el resultado de la evolución canibal de la industria musical, y el desarrollo de una nueva generación que consume estrictamente y en su gran mayoría contenidos audiovisuales digitales, reciclados y caducos, no discos, no mercadería de bandas, no estan en los shows, no se involucran, no son parte. Solo están al igual que ciertas bandas, en las redes sociales. ¿Qué tipo de escena es esta? Este movimiento, no es un movimiento.
La manera de como se consume música desde la aparición de las plataformas de como YouTube, Spotify, Deezer, entre otras, ha cambiado por el momento la percepción de pertenencia, identificación y fidelidad con las escenas y con los artistas, logrando así una gran problemática y aveces beneficios para muchos sectores de la industria. Las redes sociales son y no, de gran ayuda para el creador y el consumidor.

Desde el punto de vista del escucha es más facil. Si me gusta o identifica, me siento parte de, pago y consumo. Pero si pago poco por el indie, esta escena y estas bandas no crecerán, sin dinero nada crece. ¿Acaso el indie paga totalmente el deseo de un proyecto sostenible?. Si uso una plataforma streamming, pero no pago el servicio, solo estas usando al movimiento, no apoyandolo. ¿Qué clase de consumidor somos?, ¿Las bandas que nos gustan pueden costear sus instrumentos, ensayos, grabaciones, y viajes con el indie?, ¿Si mi banda indie favorita no puede cubrir los costos de seguir haciendo música porque el indie no paga, mañana seguirá existiendo?
Si soy el dueño de un venue, disquera, agente de booking, promotor, marca auspiciante, etc. debo de aprender a identificar este tipo de escenas, consumidores, seguidores y bandas. Un movimiento en falso puede costar mucha plata. Desmenuzando; la escena de internet, no es necesariamente una escena real, el indie es subterraneo, el indie es el nuevo under.
Si tu banda indie tiene gran acogida en un pequeño grupo de fieles seguidores, talvez logres algo. Si eres un artista que gusta solo en las redes, mejor ruega que Spotify pague. Si eres un artista en constante crecimiento entiendes que el encasillamiento en las escenas es limitarse, y la limitación es equivalente a muerte anunciada.
En resumen
Los artistas del indie/under si que son bacanes, pero si que muchos van a morir en el intento.
¿Sirve entonces para las bandas y el público ser parte del “indie”?. El largo plazo es futuro incierto.