Después del fiestón del segundo día del ‘Funka Fest‘; la noche no podía acabar para mí, la emoción contenida no podía terminar pasada la media noche, el baile contagiado por Adrián Dargelos (Babasónicos) debía seguir de alguna manera.

Con tres hermosas groupies y dos posers a mi espalda, debíamos continuar la fiesta. Me enteré del after en Fediscos, donde iba a tocar Alejandro Rosso. Para aquellos que no lo sepan, Rosso es una de las mentes brillantes de Plastilina Mosh, y también productor de bandas como Jumbo, Volovan, Panorama, Ximena Sariñana y Chetes.
Cobertura: ‘Funka Fest’, lo nacional funciona en Guayaquil
Salimos en un taxi para el lugar y, al llegar “oh sorpresa”, la entrada valía $20.oo; de alguna manera logré sacarle algo de dinero a los idiotas que venían conmigo e ingresar con las chicas, el lobby estaba abarrotado de músicos locales y fans que esperaban por ingresar a la sala de estudio de grabación de Fediscos que pronto se convertiría en una pista de baile y sauna artificial.
Entramos; la gente que no sabía del valor de la entrada rogaba por los brazaletes de ingreso pero ahí estaba Pancho Feraud (heredero del último emporio musical de Guayaquil y uno de los organizadores del ‘Funka Fest’, también guitarrista de Abbacook) restringiendo la entrada a quienes no podían costear el valor del brazalete.
El estudio de Fediscos no tiene capacidad para más de 40 personas, pero ahí estaban, cerca de 100 seres humanos esperando la llegada del After. Entre los fiesteros estaba parte de la elite de la música joven de Guayaquil, incluyendo varios fans y promotores. Ahí estaba Roberto Chalela de Boards, los Culkin Clan, Merchán, André Farra, Paola Navarrete, Los Alkaloides, Cactus Gamarra, Guanaco, Jazz the Roots, entre otros.
Para esto, vale la pena recalcar que Rosso es un personaje especial: sigue una dieta estricta basada solo en brotes y comida cruda vegetariana, no sabe manejar las redes sociales y en esta ocasión tuvo muy poco contacto con sus fans en Guayaquil.
El sitio se estaba llenando y en una pequeña tarima al final de la sala solo había un teclado/sintetizador y una silla, alado una mesita con secuencias y atrás una lona con visuales a proyectar.
Llegó el momento… apareció Rosso, campante y simple, atravesó el público con su roadie y se ubicó en medio de los aplausos de la gente excitada por la fiesta que se venía.

Empezó con un intro extraño, tecleando algo así como música fúnebre para luego reventar con electro pop híper fiestero el cual puso a mover los pies de todos en la sala inmediatamente.
Los visuales eran como sacados de viejas novelas televisivas de la India y mezclas de comerciales de afroamericanos usando gel y fijador de cabello. Un show bizzaro y de nivel.
Trago iba y trago venía, zapateo, zapateo, mano arriba y mano abajo, “buena Rosso”, “vaya ahí Rosso”, “vacila Rosso”, mientras el man sonreía y cabeceaba tranquilo como queriendo disimular su emoción por estar ahí.
La noche y el show de Rosso se extendería hasta las 05H00; acabado su set, fue el turno de Guanaco Mc, el cual con su proyecto alterno Guanchaka mató la noche con un merecido set de afro beats.
No pude soportar más, los pies estaban hinchados, a las 06H00 tuve que regresar obligatoriamente a casa mientras escuchaba el rumor de que Plastilina Mosh regresaría en agosto para el ‘Beerfest‘ y en septiembre para un show en Quito.
Aquí los esperaré…