Después de un largo periodo viviendo de EPs, la banda guayaquileña Ludovico por fin lanzó su primer -y muy esperado- álbum completo, un disco que se puede describir en una sola palabra: energía.

La primera vez -y probablemente la mejor- que se me presentó ésta producción fue en vivo, concretamente en Diva Nicotina. Es fácil mi show nacional favorito del año, fuera de la presentación de Alkaloides de Quito de la que les he hablado previamente.
Todos los que han visto a Ludovico saben cómo son en vivo, no necesito definir nada, y saben la destrucción que arman. Fue un show lleno de fuerza, mosh, cantos, gritos y en general una tirada del bar por la ventana. Cualquiera que haya estado ahí puede confirmarlo, fue un concierto espectacular.
Ya después de tan fuerte impresión, me hice a la idea clásica de que el disco no tendría ‘eso’, que en vivo nos choca tan fuerte y nos vuelve adictos. Debo con felicidad decirles que estaba equivocado. Si bien no es nada comparable, el disco no se queda atrás, transmite la adrenalina que la banda presenta siempre.
El disco en si.
Compuesto por 12 canciones, suena al Ludovico de siempre pero evolucionado.
¿Qué es lo que tiene que no hayan tenido los trabajos anteriores? Fa Paredes toca el teclado aquí. Esa adición crea un antes y un después, con un poco más de complejidad añadida la banda perfila un sonido dance-punk perfecto. Pero lo que más hace adictivo este trabajo son sus coros, lo suficientemente memorables como para ser himnos en vivo, pero no tan pegadizos para caer en lo fácil. Ademas de esto, la instrumentación de cada canción es totalmente acertada.
No puedo enfatizar lo suficiente como cada miembro de la banda hace su trabajo de la mejor manera posible, el pesado bajo de John para dar inicio a algunas canciones son complementadas por la guitarra de Fa que se hace siempre presente en alguna distorsión, como siempre ha sido. Ney no se queda atrás, puede mantenerse al ritmo de todos los demás muy bien y aunque no sea necesariamente quien siempre lleva el mando, cuando lo hace se nota bastante.
Abre con ‘Kerosene’, canción simple hasta donde puede, sin mayor complejidad, es un buen intro. De aquí en adelante vienen de corrido cuatro canciones que elevan el disco y simplemente son tan potentes que uno se siente con cada tema en la punta más alta de todo el trayecto. Comienza con la canción que le da el nombre al disco ‘Ciudad del calor’, coro obviamente gigante, y esta etapa termina en ‘No tengo boca’ que describe algo así como lo que piensa y siente alguien mientras está en un mosh,
Se que las piernas no aguantaran. Ahogado en saliva, tragándome. Danzando con los demás. Si bien no es la canción más energética que hay -aunque debería- tiene un punto importante: la voz de Fa. En toda la duración de este álbum su voz rinde siempre, hasta en las notas más altas y los gritos más fuertes. No se quiebra y se mantiene muy presente. En vivo también cumple.
De aquí el disco hace un cambio que no me gustó mucho, el tema ‘Centinela’ donde se aprecia ese teclado del que les hablaba, para mí es como fuera de lugar y creo que si querían calmar un poco las cosas pudieron haber tomado otra dirección. Debo destacar que la ejecución de la canción es buena, pero su intención no. Sin embargo, de aquí en adelante pasa algo muy interesante, el disco vuelve a tomar vuelo.
Impecable canción ‘Enfrentando Estampidas’ que con una fuerza musical muy grande, la melodía vocal del coro la calma un poco creando algo así como una contradicción para bien, esto hace que el disco no crezca de sopetón, sino más progresivamente. Esta progresión sigue en ‘Ritual’, pero realmente en ‘Transparente’ es donde todo se define. El teclado del coro le da un toque muy especial y lo pasa a otra dimensión que no se habría alcanzado sin él. Esta canción en vivo es un caos.
Luego ‘Escombros’ trata de intentar seguir lo que dejó su predecesor pero es muy difícil, si bien es una buena canción, ya con ‘Transparente’ estaba listo para empezar a matar el disco.
Otra sorpresa que nos dejan es un tema instrumental. Mezclando todo lo que Ludovico ofrece, ‘Onse’ me gusto bastante por sus constantes cambios que terminan en evoluciones y dramáticos giros de sonido que se sienten muy progresivos como para ser considerados bruscos.
El disco se termina con ‘Módulo Eónico’, aunque ya con la canción anterior me hubiese quedado más que bien, esta no muere lentamente en fade ni nada, sigue con la fuerza que se ha mantenido presente siempre. El bajo aquí es impresionante, chocante como resalta a pesar de todo.
La producción de este disco también es resaltable, la hizo Phonk. Dejando que el disco se explaye como desea, todos los instrumentos están muy bien mezclados y se ponen uno encima del otro en capas perfectas. Si algo puedo reclamar del disco (en su versión física) es la portada. Los EPs anteriores de Ludovico tenían diseños interesantes y abstractos que me gustaban bastante, ésta de aquí simplemente no me movió.
Si Ludovico toca, vayan. Este disco parece de los mejores del año facilito, ya se empieza a ver más la cara de la escena guayaca en los lanzamientos de estudio del año y ésta es una muy buena propuesta que muestra que la costa viene con grandes cosas.