El viernes se estrenó en el MAAC Cine ‘La Descorrupción‘, ópera prima de la cineasta guayaquileña María Emilia García.
Siempre que es cine ecuatoriano, debo admitir que una emoción me embarga. Es bello ver tu país en pantalla grande, así que acudí con las mejores expectativas.
Vengo escribiendo de ésta película desde hace un año. Fue filmada en 2013 y cuenta en el elenco con actores reconocidos de la talla de Angela Peñaherrera, Danilo Esteves, Alfonsina Solines, Sixto Sánchez, Vicente Taiano, Andrés Caballero y, una grata sorpresa, José Luis Freire, ¡Columnista de Datainfox!
Para quienes no lo sepan, ‘La Descorrupción‘ narra la travesía por la que pasa una funcionaria pública al evitar volverse corrupta, llegando al punto de quiebre donde decide matar a los funcionarios corruptos. Partiendo de éste hecho, no verán la típica película ecuatoriana y me alegra mucho.
Les explico, cuando vas a ver cine ecuatoriano, la mayoría de gente sólo partiendo por la palabra «ecuatoriano» creen que van a ver una cinta que muestra «la realidad» que vivimos. Y sí, es chévere ver nuestras vidas en el cine, pero quinientas producciones de lo mismo realmente es demasiado. A esto le sumamos la jerga ecuatoriana, resumida en «chucha», «hijueputa», «verga» y ya está, cine ecuatoriano.
Así, ‘La Descorrupción’ llega pateando al perro, con concepto y desarrollo totalmente diferentes. Definir su género es un tanto difícil, pero si se nota a leguas que García, quien es directora y guionista, tiene muchas influencias de Quentin Tarantino, ¡Bravo! me gusta, me hace sentir que sí, estamos viendo violencia, pero violencia bien contada, con una sobriedad única que la hace fácilmente digerible.
Pero «vamos por partes», dijo el descuartizador. En un inicio, ‘La Descorrupción’ se me hace lenta, no sé si es un error de edición o qué, pero los hechos que se relatan en torno a la vida del personaje de Ángela Peñaherrera se me hacen demasiado fatuos para lo que realmente es. En cambio, me hubiese gustado que se explique porqué ella está tan obsesionada con la honestidad, al punto de «vender» a sus jefes y arriesgar su integridad. Hace que la honestidad se vea casi como una patología y aquí es donde me queda la duda, ¿Por qué?, ¿A qué se debe?
Resalto, además, la química en pantalla de Freire y Peñaherrera. Siento que son más que amigos, son compinches, por eso me duele cuando ésta relación se acaba de forma tan repentina. Realmente, aunque aparecieron poco en cámara, me identifiqué con ellos. Podía imaginármelos y verme a mí junto a mi mejor amigo, no había diferencias. Gran química.
También debo mencionar a Alfonsina Solines como ministra, la transición que realiza de honesta a corrupta es simplemente brillante, el espectador siente pena por ella, porque «se perdió», «se dejó llevar por el poder». No la siento como una villana, al contrario, es una víctima de las circunstancias, puesto que «quería hacer las cosas diferentes». Despertar emociones en el público siendo un personaje secundario no es cosa fácil, por lo tanto, Solines hizo bien su trabajo.
En cuanto a Danilo Esteves debo detenerme un segundo y analizarlo como caso aparte. Como muchos saben, Esteves se destaca por ser un actor cómico consagrado a nivel nacional. No es fácil realizar la transición, ya lo vimos con Steve Carrell en ‘Foxcatcher’ (2014), pero traigo precisamente éste ejemplo porque esto es lo que se me vino a la mente cuando vi actuar a Esteves en éste papel. Esperas que en cualquier momento todo se pare y te cuente un chiste, pero eso es algo psicológico, una asociación que tu cerebro realiza, ya que la interpretación es sencillamente alucinante. Antagónico como él solo, lo odias desde el inicio, por corrupto y pervertido. Un sociópata tal y como logró hacerlo Carrell. Aplausos.
En cuanto a la producción como tal, tengo una queja con respecto al manejo de cámaras, principalmente al inicio, donde vi algunas fallas e incluso pequeños desenfoques. Ésto se corrigió con el trascurso de la película, pero era algo que valía la pena mencionar para futuras producciones.
Llega el turno de las escenas «violentas». Debo decir que esperaba aún más, dado los adelantos y el tráiler que vi. Sí, efectivamente, Ciudadana X era una asesina, pero tiene una cara angelical. Yo hubiese aprovechado ese recurso para hacer que masacre a todos los corruptos, definitivamente, el veneno no hubiese entrado en mi lista. Lo hubiese hecho a cuchillo limpio. Pero esto es una preferencia personal, la directora sabe porqué hizo lo que hizo, aunque a mi criterio es bastante peculiar y se desaprovechan un poco los recursos.
Y sí, les estropearé la sorpresa. El fabuloso Andrés Crespo también aparece en ésta película, pero lo hace de una forma única y me encanta. No es que haya dejado de disfrutar las actuaciones de Crespo, pero verlo en esta faceta es realmente cómico.
Finalmente, espero de todo corazón que ‘La Descorrupción’ pueda estar en cines nacionales o al menos pueda ser exhibida en sitios seleccionados, es una película que vale la pena ver, al fin algo diferente, algo que sale del «típico cine ecuatoriano». ¡Avanzamos!