Los Detectives Helados, banda originaria de Piñas -formada en 2012-, estrenó su disco debut homónimo el pasado 23 de marzo bajo el sello Cura Ludorum. Para quienes no lo sepan, la agrupación debe su nombre a un poema del chileno Roberto Bolaño, fuerte referencia en muchas de sus canciones.
Para ser sincero, el único antecedente real que tenía de ellos era su single ‘La puerta oscura’ que escuché a inicios de éste mes. No estaba al tanto de que sacarían disco, así que esta reseña no tenia las expectativas que sí mostraba en mi artículo de los álbumes ecuatorianos más esperados del 2015.
Sin una historia detrás, me adentré a escuchar el LP con fe, conociendo bastantes bandas y artistas que trabajan con el sello Cura de cierta forma había un estándar y una idea de a que podría estar sonando.
A primera escuchada, mi impresión fue que tendría canciones muy radio friendly, siendo su fuerte el pop rock con algunos tintes de indie. Aunque sorpresivamente, no todo era sintetizadores de adorno y coros vacíos.
En las dos primeras canciones, ‘Soy una estrella de pop’ y ‘Espacio sideral’, el oyente se puede confundir y crear una idea errónea de a qué va a sonar el resto, idea que se corrobora con el sencillo que sacaron, ‘La puerta oscura’.
En estas tres abundan guitarras sencillas, letras un poco vacías y solos que sirven de relleno. En mi opinión, el punto bajo del disco, por su sonido y por el hecho de que desvían la atención de otros temas que indudablemente son mucho mejores.
En cambio, las canciones mucho mas calmadas tienen más significado en sus letras y nos llevan a realizar sonidos experimentales, logrando divertirse en el intento. En algunos temas se puede escuchar un órgano de fondo que acompaña muy bien las melodías de las voces, esto se nota en una de las mejores canciones del álbum, la pesimista ‘En el camino’, colaboración con Ricardo Pita, quien aporta bastante al tema con sus letras y acopla su sonido característico al de la banda de una forma sólida.
A continuación se encuentra ‘Cada vez que mientes’, que tampoco fue mucho de mi agrado. El mismo punto débil de las tres anteriores, guitarras y coros sencillos pero ningún aporte diferente al disco.
A partir de aquí las cuatro siguientes canciones son mi parte favorita de todo el álbum, empezando por ‘Saturno’ que me parece fácil la mejor canción del disco, tiene un tempo tranquilo y un coro de cierta forma ‘explosivo’ sin caer en lo trillado, los instrumentos que van sonando durante las estrofas se unen para hacer una pared de sonidos que hacen que la melodía del coro sea memorable.
Seguido de dos temas muy calmados se encuentra ‘Vertigo’, una balada a piano y voz con sintetizador de fondo que tiene letras de auto superación, esperanza y que hablan de dejar atrás todo lo malo.
Con un silbido relajante al final, se incorpora casi como una sola canción a su sucesora ‘Me puede el frío’, lo mismo, suave guitarra, órgano de fondo y lo mejor del tema es el espacio que dan para narrar el poema de Roberto Bolaño, ‘Los perros románticos’. Gran aporte cultural y buen detalle de la banda al incluir esto.
La penúltima canción, ‘Cesárea Tinajero’ es también de lo mejor que tienen, una guitarra rítmica y otra principal y ya el característico órgano de fondo acompañan el tema que se siente, podía cerrar el disco muy bien, pero para mi mama sorpresa, aparece el sencillo oficial del disco que una vez más hace que tengan este sonido monótono y repetitivo que no me agrada, se trata de ‘La puerta oscura’; totalmente radio freendly.
Los Detectives Helados tienen la materia prima para ser una gran banda, tienen obvios referentes culturales, saben experimentar y lo hicieron con el género popero, que los permitirá dar a conocer, por lo menos.
Creo que deberían enfocarse en lo que suena mejor y los distingue un poco, canciones mas significativas y calmadas, o darle a estas fuerza pero sin caer en lo típico. Definitivamente tiene canciones a las que pienso regresar y dudo que me los pierda si es que llegan a venir a Guayaquil.
Como disco debut cumple su función, sirve para que encuentren un sonido propio que los puede llevar muy lejos.
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