‘Boyhood’ -‘Momentos de una vida’ en español- es una película llena de historia. Desde que fue concebida por Richard Linklater, era una maravillosa idea y me alegra que haya sido plasmada de tal manera en que esa idea llega a la pantalla grande sin corromperse.
Tenía mucha expectativa por esta película. ‘Boyhood’ se grabó en un periodo de doce años, concretamente desde 2002 a 2013, por lo que el público puede observar de primera mano los cambios físicos de los actores durante todo ese tiempo, un envejecimiento real que no implica ni maquillaje ni efectos visuales.
Pero, ¿El mérito de Linklater está en condensar una película de doce años en tan sólo 165 minutos?, sí y no. La historia de Mason Evans, interpretado por Ellar Coltrane, se sostiene por sí sola. La actuación de Coltrane va creciendo como va creciendo su personaje. En un inicio el espectador ni siquiera puede darse cuenta de qué va la película, solo sigue la marea. Y me atrevo a decir que ese podría ser uno de los motivos por los que ‘Boyhood’ funciona, sólo es cuestión de dejarla fluir.
Pero Ellar Coltrane no está solo, en su aventura lo acompañan Patricia Arquette (‘C.S.I’; ‘Boardwalk Empire’), Ethan Hawke (‘Dead Poets Society’, 1989), Lorelei Linklater, entre otros, quienes fungen un rol determinante en la vida de Mason al ser sus familiares directos. Madre, padre y hermana mayor, respectivamente.
A medida de que los minutos avanzan, el espectador se conecta con cada una de las situaciones que vive Mason, el divorcio de sus padres, mudanzas, nuevos amigos, bullying, hobbies, colegio, relaciones amorosas, sexo, amigos de toda la vida, padrastros, madrastras, etc., y esa conexión perdura porque mientras continúa la cinta se puede viajar en el tiempo, evocar momentos de nuestra propia historia y ponernos en los zapatos del personaje.
Por supuesto, como toda producción, ‘Boyhood’ pasa por ciertos altibajos, la edición es uno de esos. Hay momentos en que cae en el limbo, por lo que puede llegar a ser monótona. Sí, seguir con morbo la vida de un adolescente podría ser interesante, pero a mi criterio hay momentos que fácilmente hubiesen podido ser editados porque no aportan nada a la historia. Aún así, lo que me fascina de la película es que Linklater presenta la vida de Mason de una forma tan cotidiana que hace que nos demos cuenta, de una u otra manera, el paso casi imperceptible del tiempo. Un mérito que debe ser reconocido.
Otra de las cosas a las que quiero hacer referencia es cómo ‘Boyhood’ muestra un breve repaso por la cultura pop. Desde los primeros éxitos de Coldplay y Britney Spears, pasando por la época ‘Dragon Ball Z’, la mención de precuelas y posibles secuelas de la trilogía original de ‘Star Wars’ o el lanzamiento de un nuevo libro de ‘Harry Potter’. Y aquí quiero detenerme y hacer que noten una similitud: ‘Harry Potter’ es un ejemplo claro de la evolución de un niño en el cine, desde la primera película hasta la última, un periodo de casi once años. Una generación.
Para finalizar, quiero dejar claro que el hecho de que ‘Boyhood’ haya sido filmada en 12 años, al menos para mí, no hace una diferencia para lo que veo en pantalla. Me explico: podría ser tranquilamente puesto como un dato anecdótico o extra-cinematográfico, no hace una diferencia en el guión. Es sólo un hecho visual, innovador sí, pero no determinante.
‘Boyhood’ no es una proeza cinematográfica, pero sí es una valiente e imprescindible apuesta para una industria que tiene mucho tiempo sin refrescarse, he ahí el mérito de haber arrasado en los festivales donde fue presentada y que haya sido nominada para grandes premiaciones… La industria tiene hambre de innovación y Richard Linklater lo hace. Aplausos.