Nicki Minaj debería ser un caso de estudio. No, en serio, debería serlo.
En la industria del entretenimiento son muy pocos los que han inventado el agua tibia, con sus honrosas y reconocidas excepciones. Nicki se presentó como la versión negra de Lady Gaga, pero no llegó, ni de cerca, parecerse a la Mother Monster. Simplemente no era su estilo, lo comprendió e innovó… o eso creía yo.
Con una imagen más pulcra y tonificada, Minaj, originaria de Trinidad y Tobago, salió de su criticado rol como jueza en ‘American Idol’ y se dedicó a trabajar en la producción de su nuevo álbum, ‘The Pinkprint’, que no consideré nada mal con su sencillo ‘Pills N Potions’ y hasta me gustó la canción.
Ahora, Nicki Minaj presenta un nuevo sencillo, ‘Anaconda’, el cual la muestra como la dueña de un trasero asombroso… y nada más. Eso sin sumar la ¿participación? que tuvo Drake al recibir un erótico baile… y nada más. Lógicamente estoy redundando a propósito, ya que ésta canción, musicalmente, no ofrece absolutamente nada, N A D A.
Comercialmente es otra historia, el vídeo logró romper el récord que consiguió Miley Cyrus con ‘Wrecking Ball’. En tan solo 24 horas consiguió 19,6 millones de reproducciones, mientras que Cyrus logró 19,3 visitas en ése mismo tiempo. Actualmente, ‘Anaconda’ posee 49 millones de visitas en Youtube y continúa en aumento.
‘Anaconda’
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